martes, 16 de septiembre de 2008

SEMANA SANTA











PROCESIONES CHIQUITAS

En el año 1947, un hombre tuvo la idea de crear un paso pequeñito, réplica de aquellos que salían en la Semana Santa patoja y engalanaban las calles de la ciudad. Ese hombre era Pedro Antonio Paz, el payanes que le dio vida a las tiernas procesiones chiquitas, gracias a la imaginación de unos cuantos niños que imitaban a los cargueros, simulando llevar pasos con muñecos y Cristos pequeños.

Desde ese entonces las procesiones chiquitas se convirtieron en una tradición y muchos niños de la ciudad se entusiasman cada año al convertirse en cargueros por unas cuantas horas, mientras realizan su acostumbrado recorrido.

Don Pedro Paz tuvo dos hijos Diego y María Helena, quienes en honor al legado de su padre, decidieron crear en 1995 la Fundación Cultural “Pedro Antonio Paz Rebolledo”, una institución que se ha encargado de cultivar en los niños una tradición de más de cuatro siglos.

La Fundación Pedro Antonio Paz Rebolledo, no sólo tiene como objetivo la realización de las procesiones chiquitas, también tiene a cargo el Festival de Música Infantil que se realiza cada año en Semana Santa.

Entre sus expectativas, la Fundación planea llevar a cabo un proyecto pedagógico para que los niños de los colegios y comunas, se interesen por la historia de Popayán, su patrimonio y cultura y de esta forma sepan un poco más sobre su ciudad y puedan dar cuenta de todo lo que posee y tiene para ofrecer.

Popayán Cultural los invita a escuchar este programa para que se enteren un poquito más de ésta fundación y de Don Pedro Antonio Paz Rebolledo.

PROCESIONES


Popayán es famosa por la celebración de la Semana Santa, la cual se remonta a tiempos de la Colonia. Esta tradición ha sido conservada celosamente por parte de sus habitantes y por estos mismos días, se celebra el Festival de Música Religiosa, que congrega grupos musicales de este género, provenientes de varios países. 450 años después el evento se ha convertido en el emblema de la ciudad fundada en 1536 por Sebastián de Belalcázar. Como una festividad de gran despliegue religioso, es tan tradicional como la de Sevilla en España; y entre las tradiciones payanesas, es la única que ha resistido al mundo mercantilista de estos tiempos.

La Semana Santa es una oportunidad de renovar nuestra fe, pero lo importante es que no sea sólo por una semana, sino que sea una constante en nuestras vidas. Es la oportunidad de conocer una gente cálida por excelencia, de ver erigirse los templos que se ha constituido a través de la historia en el marco oficial de estas Procesiones por más de 400 años de vida.

Toda una semana en una de las ciudades que cuenta con el mayor número de iglesias por habitante en el orbe, la mayoría construidas durante los Siglos XVII y XVIII y cuyas construcciones ostentan los más fantásticos trabajos de imaginería y talla, así como grandiosos trabajos de platería de los más destacados artistas de la época.

La Procesión del Domingo de Ramos representa el acompañamiento que la Ciudad hace al señor en su entrada triunfal a Jerusalén. En esta oportunidad se hace la ceremonia de bendición de ramos en la capilla de Belén y luego, por un camino empedrado y sinuoso llamado los Quingos, se desciende en clamoroso desfile hasta la Basílica. Los fieles payaneses portan ramos, pañuelos blancos o banderas para proclamar la realeza de Jesús, el Salvador.

Las dos figuras dolientes de Cristo, El Santo Ecce Homo y El Señor Caído, esperan en la Catedral varios días, mientras otras ceremonias tienen efecto.

El Martes Santo se efectúa una procesión nocturna en la que se llevan cuatro imágenes desde la Iglesia de San Agustín hasta el centro de la ciudad en medio del sonar del Réquiem precediendo a los portapasos. Tras la fila de las imágenes avanza un cortejo de acólitos de sotanas rojas que portan incensarios, campanillas y un gran crucifijo. La procesión se cierra con la bella imagen de Nuestra Señora de los Dolores.

La procesión del Viernes Santo es la representación simbólica y torturante de todo el drama de La Pasión antes de la crucifixión. La imagen de La Muerte es un esqueleto que sostiene con su osamenta una gran guadaña. Un grupo de hombres que portan martillos cinceles y otras herramientas encarnan a quienes retiraron de la cruz el cuerpo ensangrentado. Y finalmente, avanza El Santo Sepulcro, elaborado en marfil y carey en el que reposa la imagen de Cristo después del descendimiento.


Las procesiones son una parte muy importante de la celebración de la Semana Santa; forman el devenir cultural y religioso alimentado por la fe y la devoción. Los primeros moradores de esta Villa de Belalcázar podían palpar y entender mejor como nos redimió nuestro Señor Jesucristo.


PERSONAJES DE LAS PROCESIONES

EL BARRENDERO: Primer personaje que aparece con su escoba bienhechora despejando la calle de "basuras y pecados" para que pase el Señor.

EL MONAGUILLO: Abre el desfile procesional al sonido de su fugaz campanilleo, envuelto en las nubes de incienso que el mismo expande perfumando el ambiente.





EL ALUMBRANTE: Es el protagonista de la peregrinación de los cirios penitenciales portados por manos finas de damas, manos pequeñas de niños, fuertes de varones y encallecidas y robustas de obreros y campesinos llevando la llama de su fe en Cristo.

EL CARGUERO: Es el personaje central de la Semana Santa; en él se encierra el esfuerzo, la devoción y el valor sin desmayo. El carguero payanés estará siempre listo y esforzado al pie de su "barrote". Vestido con su túnico de penitente, ceñido con un paño de color blanco y un cordón o cíngulo. También usa el "capirote" que cubre su cabeza. Complementa el vestido del Carguero las "alpargatas", una especie de sandalias de cabuya y pabilo, sujetas al pie con cintas oscuras, y la "ALCAYATA" indoblegable, que es el símbolo integral de su dignidad y el más eficiente galardón a su fatiga.

EL MOQUERO: Es un niño que se viste como el carguero, va y viene por la calle. Ostenta en sus manos la caña de tres varas con la que hace saltar hasta su morral la cera "chorriada", cuenta también con su "despabiladera" y con un garfio que mutila la cera.





LA SAHUMADORA: Salida de nuestra entraña popular, es una ñapanga más con su camisa de golas, su endomingada falda de Bayeta, sus alpargatas sueltas y en el cuello una Cruz. En sus manos porta un "pebetero"de fuego e incienso adornado con claveles.





EL REGIDOR: Vestido de impecable frac y finos guantes blancos, porta una delgada cruz de madera indicativa de la dignidad de su tarea, de la nobleza de su rango espiritual y de la severa majestad de su cargo: mantener el orden y despejar la calle.

EL MUSICO: Los músicos de la Orquesta y el Coro son los encargados de entonar cánticos religiosos en alabanza al Señor.



EL PORTA INSIGNIA: Las insignias sagradas por la tradición son portadas en bandeja de plata por dos universitarios.



Las Procesiones "Chiquitas"

Se trata de procesiones en la que los cargueros son niños, y los "pasos" son réplicas a escala de aquellos cargados por los mayores; es todo un espectáculo ver a niños entre los 5 y 11 años, vestidos con toda la indumentaria y accesorios propios de los cargueros; así mismo las niñas vestidas de Sahumadoras y los más pequeños de la casa, oficiando de curitas, policías, alcalde y regidores.

Estas procesiones se celebran de martes a viernes siguientes a la culminación de la Semana Santa normal. Su recorrido es más corto que el de las procesiones normales, pero pasan por las principales calles de la ciudad y a ellas concurren muchas personas, payaneses y turistas.

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